Ayer y hoy: la SIDE y la violación a los DDH
El revuelvo mediático se armo a partir de que la hija denuncio al padre, que a su vez era un ex agente de la SIDE, pero que ya tenía abierta una causa por proxeneta en 1997. Raúl Martins un ejemplo de la impunidad de ayer y hoy, más alla de la Argentina.
Lorena Cristina Martins, de 35 años, fue quien llevó ante la Justicia documentos y todo tipo de pruebas en contra de su padre, Raúl Martins, ex agente de la SIDE durante 13 años (del 74 al 87), a quien acusa de administrador una gran cantidad de prostíbulos en Buenos Aires y México al tiempo que "quebraría" chicas para trabajar en condiciones de trata.
La denuncia fue revelada este lunes por el diario Página/12, el cual detalla que el ex espía mantiene en Capital un "emporio de 7 locales y domina también la noche de Cancún". Lorena afirmó que "se pagan coimas en 11 dependencias de la Policía Federal por un total de 35 mil pesos mensuales, y que jefes e inspectores del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cobran para evitar las inspecciones y clausuras".
Lorena describió además que su padre es dueño de varios locales pero están a nombres de testaferros. Algunos de estos son: Rouge, The One, New Manhattan, Hot Area, Top Secret, Oba Oba, Swinger Club Anchorena. Según la hija de Martins, allí se ejerce la prostitución encubierta. Los establecimientos contarían con "puertas ocultas" para el rápido escape de menores y mujeres extranjeras sin documentación.
En tanto, Raúl Martins ya había sido denunciado ante el fiscal José María Campagnoli por el delito de promoción y facilitación de la prostitución, señala el matutino. Ahora, el expediente quedó abierto en la Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos (Ufase), encabezada por el fiscal Marcelo Colombo, que atiende los casos de trata de personas.
Colombo giró el expediente a la Cámara Federal y ésta sorteó la causa, quedando a cargo el juez Norberto Oyarbide y el fiscal Gerardo Pollicita. Página/12 señala que como Oyarbide y Martins se conocen mutuamente, en parte por otros casos judiciales previos, "es posible que se aparte del expediente".
El pormenorizado relato de Lorena a disposición de la Justicia, logrado a través de una ardua infiltración en la organización delictiva, cuenta sobre: el pasado de su padre, los problemas legales en México, la facilidad con que Martins otorgaba visas para las chicas argentinas que viajaban engañadas con promesas de trabajo, los aprietes telefónicos, los "matones" enviados a la puerta de la familia de Lorena en donde sufrió una "tentativa de homicidio", y los vínculos con el poder político.
Por us parte, en el libro Esclavas del poder publicado este año por la periodista mexicana Lydia Cacho a través de la editorial Debate, ya se denunciaba la trata sexual de mujeres y niñas. En las crónicas, se incluía el nombre de Raúl Martins como uno de los zares de la prostitución en ambos países.
Raúl Martins vive actualmente en Cancún, pero Migraciones de ese país resolvió expulsarlo justamente por las acusaciones por trata de personas. Lorena declaró a la Justicia que su padre mantiene un estrecho vínculo con Los Zetas, un temible cártel de narcotraficantes. Y en las denuncias aparecidas en aquel país, políticos de distinto signo se acusaban entre sí por darle protección. Lo cierto es que Martins logró parar la expulsión presentando numerosas apelaciones a la Justicia y, según el diario Reforma, todavía rige una de esas apelaciones. Por esa razón, Martins no puede dejar México: en caso de hacerlo no podría reingresar.
Lorena decidió acercarse a la organización que lidera su padre y desde marzo pasado recabó datos sobre la forma de funcionamiento y ahora los presentó a la Justicia. Su abogado, el ex secretario del juez Juan José Galeano, Claudio Lifschitz, entregó un primer escrito a la Ufase y luego Lorena estuvo declarando durante varias horas. La decisión del fiscal Colombo fue enviar el expediente a la Cámara Federal, que procedió al sorteo de rigor y la causa quedó en manos de Oyarbide, quien conoció a Martins en 1999, hace ya 13 años.
Habrá que ver si el magistrado da un paso al costado o si decide investigar él mismo. Por de pronto, Colombo ordenó que Lorena sea custodiada ya que, además, fue víctima de una tentativa de homicidio a fines de octubre.
En su primera declaración, a Lorena Martins no le pidieron ni dio detalles de los arreglos que los hombres de su padre en la Argentina mantienen con distintos comisarías y dependencias de la Policía Federal. Es que la Ufase se concentra en la investigación de trata de personas y no en el cohecho. Lo cierto es que Lorena dice que está dispuesta a aportar los nombres de los comisarios a los que se les pagaría, quién entrega el dinero y quién lo recibe. Asegura incluso que conoce los nombres de los jefes policiales que se negaron a entrar en el juego. No bien el fiscal Pollicita requiera la instrucción del expediente, la joven se presentará con esos datos y pruebas escritas.
¿Quién es quién?
Durante 13 años (entre 1974 y 1987) fue agente de la SIDE y usó un nombre falso: Aristóbulo Manghi. En los noventa, ya con su verdadera identidad, Raúl Luis Martins se hizo conocido por investigaciones judiciales que lo señalaban como uno de los dueños del sexo vip de Buenos Aires.
Durante el 2004 los periódicos de Cancún, una de las playas más importantes de México, lo señalan como el hombre clave en un affaire de sexo, prostitución, traiciones, coimas y videos extorsivos.
El diario local Por Esto! hizo un seguimiento de las sociedades comerciales de Martins, y de una de ellas en especial: "Turística Swing", creada en setiembre de 2003, que el empresario comparte con su pareja, Estela Percival. A través de "Turística", Martins habría comenzado su propio negocio en la noche de Cancún, a espaldas de sus socios de Tijuana, con los que había hecho pie en la ciudad años antes.
Los medios mexicanos lo relacionan con tráfico de drogas y mujeres. Y hasta el presidente del ayuntamiento de Cancún (cargo que equivale al de intendente) debió salir a dar una conferencia de prensa, el 10 de mayo del 2004, para calmar los ánimos.
Durante el 2004, los problemas de Martins en México se centraron en el funcionamiento de una disco ubicada en plena zona hotelera, en la plaza Party Center, en el Boulevard Kukulcan. "Existe una denuncia sobre el pago de un soborno de 65.000 dólares del señor Martins a un regidor (concejal) para abrir su local, en febrero pasado, y no ser molestado. Se inició una investigación en la Contraloría Municipal", le dijo a Clarín David Sosa, subdirector de Comunicación Social del ayuntamiento, por aquellos años.
El local estaba sospechado de funcionar como prostíbulo ("giro negro" le dicen en México) y se llama The One. "Yo no sé de qué me habla, no sé nada de México", aseguró Martins cuando Clarín lo consultó acerca de lo que se publicó sobre él en Cancún.
En la Argentina el ex SIDE tiene un pedido de elevación a juicio en un expediente donde se lo acusa de regentear prostíbulos. Uno de ellos está en Chacabuco al 100 y se llama Tributo. Sin embargo, casualidad o no, cuando se inició la causa, en 1997, su nombre era otro: The One.
Nada de lo que ahora se ventila es nuevo para Martins. En Buenos Aires, además del expediente (Nº 103.933/97) en el que se lo procesó por "proxeneta", también se lo investigó —en el marco de la causa Oyarbide— por pagar supuestas coimas a ese juez federal a cambio de protección para sus boliches.
Y aún no fue aclarado el destino que iba a tener un video que el entonces fiscal José María Campagnoli encontró en marzo de 2001 al allanar cuatro cajas de seguridad de Martins en la casa central del BankBoston. En la cinta se ve a un camarista penal con una prostituta sentada en sus rodillas.
Del batallón 601 a la SIDE
El reclamo por la apertura de los archivos es una constante, pero la realidad es que no se ha avanzado en ese sentido. Lo central de la información que contienen esos registros ayudaría a comprender, investigar y enjuiciar a gran parte de los genocidas que cumplieron tareas de espionaje. Si se lograse tener el listado de esos nombres, y rastrear su vida actual, se podría desarticular gran parte de la impunidad, complicidad y negocios, que actualmente llevan adelante.
A modo de ejemplo, vemos como el ex batallón 601, donde funcionó la central de los espías del Ejército durante los años de la dictadura, muchos de esos agentes hoy están camuflados en otros organismos de Inteligencia, empresas de seguridad privada y organismos del Estado.
Cuando el kirchnerismo promocionó la difusión de la lista del personal militar y civil que formó parte del temible Batallón de Inteligencia 601 del Ejército entre 1976 y 1983, no imaginó que iba a desatar una subterránea guerra interna entre la “comunidad de espías”. Los daños colaterales golpearon la puerta de los topos que actúan bajo el mandato del propio Gobierno.
La divulgación de nombres, la artillería de “carpetazos”, y hasta amenazas de muerte, son parte de los ingredientes de una olla a presión que está en pleno proceso de ebullición.
Una de las primeras muestras de la batalla que libran los espías se reflejó cuando misteriosamente se dio a conocer el pasado del licenciado Carlos Aguilar, quien era el director Nacional de Inteligencia Estratégica Militar y ex personal civil de inteligencia (PCI) de la Fuerza Aérea. El presidente de la Comisión de Familiares caídos en Malvinas, Héctor Cisneros, un hombre vinculado al kirchnerismo y que posaba para ser fotografiado junto a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, también formó parte del Batallón 601. Estos dos casos habrían sido parte de las esquirlas tras la apertura de uno de los pocos archivos.
Después de que la revista Veintitrés diera a conocer el listado de los 4.300 agentes del Batallón 601, la ministra de Defensa, Nilda Garré recibió cientos de amenazas que no se dieron a conocer.
A la del Ejército se sumó el listado de los hombres de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Aún falta que la Armada eleve el mismo listado, algo que Garré ya reclamó.
La Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) también tuvo una participación estelar en los años de plomo. “Hasta el momento a nadie se le ocurrió pedir el listado de los agentes de la SIDE que trabajaron en la dictadura. Cuando pase eso, se pudre todo”, reconoció a PERFIL un ex alto funcionario de ese organismo que pidió mantener su nombre en reserva.
En las madrigueras de la Inteligencia local son archiconocidas las andanzas del “superagente” Jaime Stiuso, jefe de Operaciones de la SIDE (que está tramitando su jubilación), cuando estaba dejando la adolescencia y al mismo tiempo ingresando a “La Casa” un par de años antes de la llegada de la dictadura. A su vez, el diario Clarín publicó hace un par de años que la jefa de la Dirección de Inteligencia Estratégica de la SIDE, de apellido Michell, también está en ese organismo desde mediados de los 70. Quien fuese Directora de la Escuela Nacional de Inteligencia hasta el 2010, Adriana Cucobas, es otras de las agentes que dio sus primeros pasos en el espionaje durante la dictadura.
Otro ex del 601, es Rodolfo “Chino” Solís, un ex coronel de inteligencia que también fue jefe de Contrainteligencia de la SIDE durante el gobierno de Carlos Menem.
Reflexiones:
No es descabellado pensar en las vinculaciones entre los genocidas de los 70 y los esclavistas del siglo XXI. La red de trata utiliza todo el poder a su alcance para negociar con la vida de miles de mujeres a lo largo y ancho del planeta.
Lo paradójico es que en el caso de Martins, tuvo estado nacional la investigación tras la denuncia de su hija, mientras que este genocida que cumplía funciones en servicio de inteligencia durante los 70, ya acumulaba causas por proxeneta desde el año 1997.
Por lo tanto, la apertura de los archivos tiene que ser un hecho, el Estado Nacional tiene que investigar y la justicia condenar a tiempo, sino la historia se repite casi con los mismo actores que perpetuaron, una y mil veces, las peores atrocidades, ayer y hoy. Paula Inchaurraga (Periodista).-
fuente:http://www.infoanpress.com/
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