sábado, 14 de enero de 2012

Còrdoba

          Con la presencia del presidente de la Cámara Federal de Apelaciones Luis Roberto Rueda, el vicepresidente Ignacio Vélez Funes, y los jueces de cámara Abel Sánchez Torres, José María Pérez Villalobos, José Vicente Muscará y Carlos Julio Lascano, familiares, amigos y miembros de la justicia federal se realizó un reconocimiento al ex Juez Humberto Vázquez y se colocó un retrato en el lugar.

          Vázquez había sido designado durante el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón en 1974. El 30 de abril de 1976 le fue aceptada la renuncia que presentó tras haber recibido amenazas de muerte telefónicas que le recriminaban que “estaba soltando troskos”.
          Mientras este juez renunciaba otros permanecían en sus cargos y negaban hábeas corpus. Hoy se encuentran acusados como cómplices de la dictadura cívico militar. Cuando la causa denominada de los Magistrados sea elevada a juicio serán debatidos estos hechos. Justamente, en coincidencia con este acto de reconocimiento, el juez y camarista José Pérez Villalobo solicitó que el cuadro de Adolfo Zamboni Ledesma -uno de los nombres más escuchado durante el juicio Videla-, sea retirado de los tribunales federales.

Una persona de carne y hueso
          Carlos Lascano tuvo a su cargo según expresó “el honor” de destacar algunos aspectos de su vasta trayectoria académica y judicial. Contextualizó el momento histórico de la época definiendo que “la patria se encontraba jaqueada por bandas terroristas”. En ese marco narró que en diciembre de 1975 Vázquez en una carta enviada al entonces comandante del Tercer Cuerpo de Ejército Luciano Benjamín Menéndez le hizo saber que estaba actuando por fuera de las normas del derecho. Así, le solicitaba especificaciones sobre cuáles eran el decreto y la fecha que disponían que los detenidos pasaran a disposición del PEN.
          En otro tramo de su alocución expresó que el homenajeado “no fue un héroe, sino una persona de carne y hueso que como magistrado se opuso a los desmanes de los dictadores y silenciosamente eligió un modo de ostracismo en un mundo en que los hombres se destrozan unos a otros para conseguir un cargo como el que tenía y que no había pedido. Volvió al llano con la conciencia tranquila de un juez federal valiente y digno”, enfatizó.

          Leyó uno de los fragmentos destacados de su renuncia donde expone claramente por qué abandona el cargo.
          “…No es por razones particulares, ni producto del ejercicio del libre albedrío de que todo hombre dispone, la resolución que he tomado. No haya de creerse por ello que estoy tratando de eludir la responsabilidad que me cabe de este grave acto. No. En verdad que he trabajado duramente y sin fatigas por el arduo camino de administrar justicia conforme a la ley , posponiendo – en procura de los intereses del pueblo , es decir, de la patria- todo tino de anhelo o apetito individual, como posponiendo también el ideario subjetivo y parcial de las doctrinas políticas de los gobernantes de turno".
          "Preferí siempre la directa y clara letra de nuestra Constitución y sus leyes. Mas ha sido infructuoso mi trabajo y no he podido alcanzar con él, la armonía que se instala en las sociedades cuando los jueces logran imponer, a través del ejercicio de la ley: el derecho, la Justicia, la Paz, la seguridad y la Libertad de los Hombres. Eso entendí yo como magistrado que era mi más sagrada y noble obligación. Por estas razones renuncio…”.
          El ex juez recordará luego que la renuncia hoy valorada como importante no le fue gratuita. Recibió una golpiza que le dejó secuelas permanentes.

          Y a la hora de agradecer Vázquez comenzó explicando que solía aconsejar a sus alumnos que cuando les tocara: “hablen de pie, hablen fuerte para que los oigan y sean breves para que los aplaudan”. Mientras lo decía se puso de pie y como si estuviera en un aula disparó un conjunto de temas que hacen al derecho, a la formación profesional, y a la política.
          Por caso sostuvo que “la bandera del derecho romano debe estar en nuestras facultades y debe iluminar a los señores jueces Y tras cartón dijo en latín que todo abogado debe “vivir honestamente, no dañar a otro y que haga cada uno lo suyo”.
          Reconoció su origen peronista y a hombres como Ignacio Cáceres, Tagle Achával y al Turco Antón quienes lo impulsaron a ser juez. Tuvo palabras encomiosas para con Carlos Granata, Jefe de la Policía Federal de aquél momento, quien al enterarse de que sería juez le había dicho “¡tordo, dónde se ha metido!”.
En todo momento dijo que no era merecedor de este reconocimiento porque actuó según la constitución y las leyes. Y recordó que nunca interrogó a un detenido esposado. Además dejó ver lo difícil que le fue ejercer la función: "me tocaban el timbre a toda hora diciéndome: hay que entregar un cadáver, hay que entregar un cadáver, hay que entregar un cadáver...no había casi abogados”, recordó.

          Cuando se hizo cargo del TOF 2 contó que había parvas de expedientes con la causa de Taco Ralo donde figuraban personas ya fallecidas, condenados y también liberados. Durante su gestión recordó que también pasaron por su despacho Marcos Osatinsky y Miguel Aspitia, secretario general del gremio de Comercio acusado de preparar bombas junto a su mujer y puesto a disposición del PEN. Afortunadamente -dijo- pudo dejarlo en libertad y sacarle el decreto.
          “Lo del PEN era usado como norma y (los detenidos) no pasaban por los juzgados. Eso le dije a Menéndez cuando fui a verlo porque habían metido presos a Jaime Lockman y a Jaime Pompas” contó. Precisamente por estos casos se presentó como Juez de la Nación ante Menéndez y mantuvo palabras más palabras menos este diálogo:
General, tengo los habeas corpus por Jaime Lockman y Jaime Pompas.

----------Son los que solventan la guerrilla- respondió Menéndez.
- ¿Tiene pruebas? Yo estoy a cargo, yo soy juez. Déme las pruebas - i nquirió Vázquez.
--------- Doctor: hemos derrocado una presidenta y estamos cambiando el orden de este país y usted me viene a pedir por esos hombres…
             Vázquez deja traslucir que ese fue el momento en que pensó que no sería un Juez que "sabe que pasan cadáveres, y ( la funeraria)Caruso, y la mutual tal y cual, que me tocan el timbre a cada rato. Días de luto, sudor y sangre. Por la tarde estaba solo en el juzgado. Había que estar hasta las once de la noche salvo martes y jueves que iba a dar clase de derecho romano”, evocó.
           “No merezco ningún homenaje me pagaban un buen sueldo y me dieron las licencias que correspondían (…) No merezco un homenaje solo fui un servidor de la patria. La patria, parece algo inasible, pero nos duele”, señaló y agregó que “he sido más que nada un maestro”.            Cerca del cierre opinó que aún cuando no lo merezca “es cierto que los homenajes deben hacerse en vida” y convocó a sus colegas a reflexionar desde el pensamiento de José Hernández cuando desde su obra el Martín Fierro afirma que "La ley es telaraña/ en mi ignorancia lo explico/ no la tema el hombre rico/ nunca la tema el que mande/ pues la rompe el bicho grande/ y sólo enreda a los chicos", cita en oposición a quienes creen que es una “recta ordenación de la razón que persigue el bien común”.

          En esa línea les dijo a sus colegas: “ustedes son servidores de la ley, la patria espera de ustedes. Solo les pido en compensación a este gran halago cuando estoy con un pie en el estribo... que sirvan a la patria” y concluyó con un ¡Viva la patria!
          Adhirieron al acto la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y la Academia de Derecho y Ciencias Sociales, entre otras.
Por Katy García - Prensared -- http://www.prensared.com.ar/-- Agencia de Noticias DH --






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